La llegada del verano trae consigo el mayor uso de piscinas y de duchas comunes en clubes, playas, gimnasios, etc.
Debido a la presencia de virus en el agua que queda empozada en las duchas y piscinas, el contagio de virus del papiloma humano da lugar a lesiones dolorosas en la planta del pie, contagiosas, que son las verrugas víricas, también llamadas en Canarias, “papilomas”. Para prevenir este problema, debemos utilizar cholas (chanclas) para ducharnos y así evitar este contagio a través del agua del suelo de la ducha. Además, es importante explorarse los pies 1 vez a la semana para que, ante cualquier sospecha, consultar con el dermatólogo, antes de que la lesión crezca o se extienda.
En cuanto a los llamados “hongos de las piscinas”, se trata de la aparición de unas manchas blancas, con descamación, que sobre todo aparecen en tronco (pecho, abdomen y espalda). Se debe a la pérdida de la acidez normal de la piel, con lo cual, una buena forma de prevenirla es utilizar como hidratante una crema que contenga ácido láctico, que contribuya a mantener el ph ácido de la piel.
De cualquier forma, cualquier lesión que aparezca en la piel, durante el verano, debe ser consultada con el dermatólogo.