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DERMATITIS ATÓPICA

La dermatitis atópica es una enfermedad crónica de la piel que cursa en brotes y cuyo principal síntoma son lesiones muy pruriginosas (picor), tan intenso que llega a afectarles la calidad del sueño. Finalmente, acaba por afectar tanto la calidad de vida del niño como la de sus padres.

Es una de las patologías más frecuentes en niños y los datos actuales apuntan a un incremento en la frecuencia en la mayoría de los países. Según algunos estudios recientes hasta el 30% de niños en edad escolar padecen esta enfermedad.

Las lesiones que con más frecuencia nos encontramos son las precancerosas únicas y múltiples formando campos de cancerización, es decir, pacientes con queratosis actínicas múltiples o infiltradas. Estos pacientes que presentan múltiples lesiones van a desarrollar cáncer de piel en el futuro si no se tratan. Son por tanto los que más se beneficiarían de los avances de la Dermatología.


La dermatitis atópica, con un tratamiento adecuado y personalizado, se blanquea y no recidiva


Decálogo de la dermatitis atópica
1) Es recomendable el baño diario de los niños con dermatitis atópica. Éste debe ser preferiblemente de corta duración y con agua tibia, pues esto podría empeorar el picor. Existen numerosos productos sin detergente para el baño (syndet) que no dañan la piel y colaboran en su hidratación.

2) Finalizada la ducha no debe frotarse la piel del niño con la toalla, sino realizar un secado con suavidad, a toquecitos.

3) Es conveniente el uso de prendas de algodón o lino, no de lana, las cuales empeoran el picor en muchas ocasiones.

4) Debe evitarse el rascado de las lesiones, ya que intensifica la inflamación y aumenta el riesgo de infecciones bacterianas y virales, debido a que las heridas en sí mismas se convierten en puertas de entrada a numerosos agentes infecciosos.

5) Las ropas oclusivas o los ambientes con temperaturas elevadas aumentan la sudoración, que a su vez incrementa el picor y la necesidad de rascado.

6) Las cremas hidratantes son muy útiles en el cuidado de estos pacientes, colaborando en la prevención de nuevos brotes. Deben usarse sobre la piel sana seca, pero sin eccema, cuando ya esté curada después de tratamientos médicos adecuados. El mejor momento para su uso es tras el baño o ducha.

7) Los corticoides tópicos y los inhibidores de la calcineurina (tacrolimus, pimecrolimus) son muy útiles en el control del eccema y han demostrado un buen perfil de seguridad en numerosos estudios. Su uso debe estar siempre regulado por el dermatólogo.

8) Los pacientes con dermatitis atópica tienen con frecuencia otros procesos asociados, como asma, alergia al polen o intolerancias alimentarias. No obstante, en muchos casos todos estos procesos siguen cursos independientes. Sólo se evitarán aquellos alimentos que demuestren que su consumo empeora claramente los síntomas de la dermatitis.

9) El baño en piscinas empeora la dermatitis en algunos pacientes. Existen en el mercado cremas barrera, las cuales aplicadas de forma previa protegen la piel de la acción irritante del cloro.

10) Una cierta exposición moderada y protegida del sol puede resultar beneficiosa para evitar nuevos brotes
¿Cúal es su mejor tratamiento?
El tratamiento de la dermatitis atópica debe ser individualizado. Lo primero que tenemos que hacer es eliminar la inflamación de la piel y, posteriormente, reforzar la piel, hidratándola adecuadamente para evitar los rebrotes de la enfermedad. El tratamiento es diferente en cada caso según la edad del paciente, el tipo de lesiones, la extensión y la localización de las mismas. Sin embargo, un tratamiento adecuado permite evitar las recaídas y mejorar la calidad de vida del paciente y de su familia de una forma muy importante. Siempre comento que, aunque exista la predisposición a tener nuevos brotes, si cuidamos adecuadamente nuestra piel, no tenemos porqué mostrar síntomas en nuestra piel.