Todos los alimentos tienen distintos tipos de vitaminas y minerales, que permiten mantener las diferentes funciones metabólicas de nuestro organismo. Es por eso que una dieta balanceada es esencial si lo que buscamos es vernos y sentirnos bien.
Siguiendo unos hábitos muy fáciles de manera diaria se pueden prevenir muchas sorpresas. Fundamentalmente, nuestro cuidado diario de la piel debe responder a tres pilares básicos: la hidratación, ingerir alimentos saludables y tener una eliminación correcta de las toxinas.
Parte de los problemas dermatológicos se derivan de la deficiencia de ciertos nutrientes. Así como también el exceso de ciertos compuestos pueden provocar alteraciones en la piel. Es decir, los factores dietéticos pueden modular las funciones de la piel.
Las enfermedades dermatológicas pueden relacionarse con la alimentación de tres maneras distintas:
Cada vez hay más médicos que modifican los hábitos alimenticios de sus pacientes o les aportan complementos.
Debido a la relevancia que está alcanzando este tema hay un auge de complementos alimenticios dirigidos hacia este fin, denominados cosmeceúticos.
Las cápsulas con carotenos, perlas con aceite de onagra o de borraja, comprimidos de levadura de cerveza y germen de trigo, entre otros, son cosmeceúticos: productos que contienen compuestos relacionados con la mejoría de diferentes afecciones dermatológicas.
En este punto hay que aclarar, que aunque existan estudios a favor de su uso, en algunos casos aún faltan estudios clínicos controlados que aseguren las dosis adecuadas, indicaciones claras y sus contraindicaciones, que como todo lo que ingerimos, las puede tener.
Cuando notas tu piel tirante, irritada y con escamitas, fácilmente piensas que la tienes deshidratada y vas a la farmacia a comprar una crema hidratante. Bien, pero te falta algo.
Te has parado a pensar ¿Cuánto agua bebes? Pues según la Academia Española de Dermatología y Venereología, debemos ingerir suficiente agua para mantener nuestra piel hidratada. La deshidratación es negativa para todos los órganos, pero sobre todo para la piel.
El estrés, la exposición al sol, las altas temperaturas, el ejercicio o la sudoración excesiva pueden aumentar los requerimientos en el consumo de agua. Bebe abundante cantidad a lo largo del día.
Para tener una nutrición adecuada que beneficie a nuestra piel, debemos ingerir alimentos ricos en vitaminas, minerales y ácidos grasos esenciales tales como los Omega 3 presentes en el pescado azul y otros alimentos. Esto es importantísimo en la dermatitis atópica. Las frutas y los vegetales son las principales fuentes de vitaminas y minerales, especifica.
También debemos prestarle atención a las vitaminas del complejo B, las cuales intervienen en el buen estado de la piel y en los procesos de renovación celular. Estas se encuentran en la mayoría de alimentos de origen vegetal: verduras, frutas frescas, frutos secos, cereales, legumbres, levadura de cerveza; y en los de origen animal: carne magra, pescado y marisco, huevos y lácteos.
El ácido fólico o vitamina B9 se relaciona con la renovación celular y se encuentra mayormente en los vegetales de hoja verde, las legumbres, diversidad de frutas, los cereales de desayuno enriquecidos, el hígado y la levadura de cerveza.
La Vitamina B2 o riboflavina, en cambio, actúa contra la seborrea, una enfermedad común de la piel. Esta se encuentra en la leche y sus derivados (yogur, queso), huevos, carnes, pescados, hígado, legumbres y frutos secos (almendras, nueces).
La Vitamina B3 o niacina participa en la síntesis de la queratina, la proteína que le da estructura a la piel. Esta la podemos encontrar en carnes, pescados, vísceras y cereales integrales y frutas disecadas.
Otro elemento importante es la vitamina A, que es probablemente la vitamina que más contribuye a mantener la piel sana y ayudar al bronceado, ya que favorece el desarrollo de pigmentos en la piel. De este modo, el beta-caroteno o precursor de la vitamina A no se acumula, es decir, el organismo sólo absorbe la cantidad que necesita y el resto la desecha. Como fuentes vegetales de pro- vitamina A encontramos la calabaza, china mandarina, tomate, albaricoques, zanahorias, espinacas, yema de huevo, alga espirulina y la alfalfa germinada.
La vitamina C es muy necesaria para la salud de la piel, ya que activa sus defensas e interviene en la síntesis del colágeno, proteína que constituye el tejido cutáneo y le otorga sostén. Las chinas o frutas cítricas, la papaya el perejil fresco, el pimiento crudo, los kiwis y las fresas son excelentes fuentes de vitamina C.
La vitamina E es la vitamina antioxidante por excelencia, protege y ayuda a mejorar el tejido celular, contrarresta con eficacia el envejecimiento, ayuda a mejorar la circulación sanguínea, un factor determinante para la salud de la piel, ha nombrado Cornejo. La vitamina E se encuentra fundamentalmente en aceites vegetales, en el germen de los cereales integrales, semillas de girasol, almendras y nueces.
Entre los minerales más importantes, encontramos el selenio, mineral con acción antioxidante, relacionado con un menor riesgo de aparición de ciertos tumores, entre ellos el de piel o melanoma. Se encuentra en: carne, pescado, marisco, cereales, huevos, frutas y verduras. La vitamina E, el selenio y la vitamina A actúan en conjunto, por esta razón es importante realizar una dieta muy variada que garantice la presencia de todas las vitaminas antioxidantes a la vez.
Por otra parte, el Zinc es otro mineral que forma parte de nuestra epidermis y está presente en los siguientes alimentos: carnes, vísceras, pescado, huevos, cereales integrales y legumbres.
La dermatitis herpetiforme y el gluten tiene una relación más que reconocida y publicada por lo que es parte esencial del tratamiento.
Asimismo, el té, café, las bebidas calientes, el tabaco, alcohol y la comida picante son responsables de precipitar episodios de flushing en la rosácea.
Del mismo modo, la psoriasis empeora con el alcohol, el tabaco y mejora con la ingesta de omega 3. Además, una excesiva ingesta calórica la empeora.
Como podemos ver, la relación nutrición y piel da para mucho. Cada vez hay más estudios al respecto y cada vez hay más médicos que modifican los hábitos alimenticios de sus pacientes o les aportan suplementos.
Una vida sana respetando las ocho horas de sueño, controlando el estrés, haciendo deporte (siempre con fotoprotector), evitando los tóxicos como el tabaco y alcohol, son esenciales para mantener el órgano más grande de nuestro cuerpo: la piel.