Después del verano y con la llegada del frío y del invierno, la piel se seca de forma intensa. Los baños en la playa y en las piscinas (con algicidas y bactericidas) facilitan que las uniones entre las células de la piel (desmosomas) "se suelten" y aumente la pérdida de agua a través de la piel. Además, este hecho se incrementa con la sudoración (se pierde más agua a través de la piel).

Por ello, en estas épocas del año es muy frecuente que la piel se seque y, si esto no se corrige, acaba inflamándose (eczematizándose) y picando. 

Las zonas que más frecuentemente se secan y se eczematizan son los brazos y las piernas (porque tienen menos glándulas sebáceas que el tronco) y provocando de inmediato picores.

Si nos pica, empezamos a rascarnos y, al romper la piel, ésta se sobreinfecta al penetrar las bacterias que tenemos en la piel, con lo que el eczema se complica.

Para evitarlo debemos seguir los siguientes consejos: 

1. Ducharnos con agua tibia y siempre en duchas cortas.
2. Hidratarnos a diario con productos adecuados a cada tipo de piel.
3. Si hacemos deporte y sudamos o nos bañamos en la playa o en piscinas, debemos ducharnos rápidamente para que no se seque más nuestra piel.

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